Existe el destino, o lo creamos nosotros?

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Hola, aquí Pauline. Cómo están empezando esta semana?

Les traigo algo que quiero compartir con ustedes, espero que les aporte algo de positivo al menos.

Este fin de semana, navegando por internet, me encontré con algo que me dejó pensando muchísimo, y por eso se los vengo a compartir aquí. Vi una entrevista que Tony Robbins (si no lo conocen, por favor lean sobre él, síganlo en las redes sociales, les aportará muchísimo valor) le hizo a Michael Jordan.

Tony Robbins le preguntó: “Qué es lo que te ha hecho el mejor del mundo? Es la destreza? Es el talento? Es la habilidad? Es tu genética? Es tu tipo de entrenamiento?”

A lo que Michael Jordan le respondió: “Mira Tony, yo ni siquiera estuve en el equipo de baloncesto de mi colegio, ya que en el segundo año me apartaron. Así que sabes que es? Es que todos los días yo me exijo más de lo que nadie podría esperar. No compito con otras personas, compito con lo que soy capaz de hacer.”

Y aquí mi reflexión: muchas veces pensamos que tal persona logró sus éxitos o resultados por un golpe de suerte, o porque se lo dieron todo servido en bandeja, pero la verdad, es que si indagamos un poco, en el 99% de los casos, esta gente es extraordinaria. Literalmente, ellos no son como el resto de los seres humanos. Pero no porque hayan nacido así, si no porque deciden ser algo más. Trabajan incansablemente para eso, y no se desaniman con un fracaso en el camino, ni se rinden sin haberlo logrado.

Además, puedes leer o escuchar entrevistas de muchísimos empresarios, deportistas, y personas destacadas en sus rubros, y son incontables los que dirán que la disciplina hizo más por ellos que el talento o sus títulos universitarios (muchos de ellos ni siquiera tienen un título profesional).

Ahora bien, es más fácil decirlo que hacerlo. Es bastante común procrastinar la mayor parte del tiempo, o incluso, vivir la vida sin tener claro realmente y, en detalle, cuáles son nuestros propósitos, nuestras metas, nuestros objetivos. Primero habría que empezar por ahí.

Un dato alentador, es que se necesitan (en promedio y dependiendo de cuál sea) 66 días consecutivos para crear un hábito. Aunque algunos profesionales difieren de esto, y dicen que con 21 días es suficiente. Yo creo que puede depender de la persona, pero lo cierto es que necesitas hacer algo repetidamente para crear un hábito y son los hábitos los que te convierten en una persona disciplinada.  

Así que como ves, todas las personas podemos ser disciplinadas, convirtiendo pequeñas acciones diarias en hábitos. Pero para eso tenemos que tener claro a dónde vamos, a dónde nos estamos dirigiendo, si no simplemente iremos con la corriente y sin saber por qué ni para qué.

Antes de despedirme, les quiero dejar un dato de color:

Michael Jordan, cuando su carrera se estaba consolidando, tuvo que elegir a cuál empresa aceptaba como sponsor. Por un lado, estaba Adidas, que le ofrecía una cantidad considerable de dinero y visibilidad, ya que auspiciaba a los grandes deportistas y eventos del mundo, aunque en Adidas no estaban del todo convencidos porque para ellos Jordan no cumplía con las características para ser un basquetbolista que fuera a hacer historia (sobre todo por su altura). Por supuesto, que con los años deben haber cambiado de opinión.

Por otro lado, estaba Nike, que como no tenía una carta de presentación tan importante como Adidas, le ofrecía, además, crear una línea de zapatillas con su nombre. Michael Jordan ya había tomado su decisión, era la más normal para un deportista de su época: trabajar con Adidas. Pero eso no fue lo que pasó.

¿Qué pasó entonces? Su madre le insistió para tomar un avión e ir a escuchar con mayor atención la propuesta de Nike, al menos darles una oportunidad de ser escuchados, en agradecimiento por su interés en apoyarlo con su sponsoreo. Michael Jordan, después de tanta insistencia de su madre, con más ganas de darle el gusto a ella que de cambiar la idea que él tenía en la cabeza, viajó a reunirse con los representantes de Nike.

La propuesta de Nike le gustó: además de hacer una línea de zapatillas con su nombre, le ofrecían una participación en las ganancias de las ventas de las zapatillas (que terminarían siendo las Air Jordan). Al día de hoy, Michael Jordan le adjudica (y le agradece) esto a su madre, ya que lleva ganado por este contrato más de $2.000 millones de dólares (ten en cuenta que el valor total de todo Nike como empresa es de $40.000 millones de dólares) y le sigue dando más de $100 millones de dólares anuales. Sin contar, que las acciones de Nike aumentaron más de 85.000 % desde que lo ficharon. Así que se considera esta alianza como una de las más exitosas de la historia (sino, la más exitosa).

Ojalá les sirva esta reflexión tanto como a mí.

¡Que tengan una maravillosa semana!

Hasta la próxima!

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